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anamnesis dental

La anamnesis en odontología

Durante las dos últimas décadas, el uso de herramientas de coaching de salud ha fortalecido la relación médico-paciente para afrontar el diagnóstico y el tratamiento conjuntamente, evitando centrarse de forma exclusiva en la figura del dentista. Utilizando las herramientas del coaching de salud, el doctor ayuda a su paciente a valorar su situación desde otra perspectiva para que adquiera así una mayor conciencia sobre lo que le preocupa, sobre cuál es la mejor solución a su problema, y el compromiso que necesita para alcanzarlo. El doctor adopta la posición de escuchar a su paciente no juzgando, preguntando, no interrumpiendo, no prescribiendo, no corrigiendo, consiguiendo así abrir un espacio de comunicación a partir del cual se gesta una colaboración más eficaz. Esto tiene mucho que ver con lo que es la anamnesis en odontología.

Así, las variantes del estilo de informar o diagnosticar al paciente (Frank, 2005) son:

  • Paternalista: la comunicación es unidireccional y el odontólogo impone una terapéutica.
  • Informativo: el paciente, tras ser informado, decide qué tratamiento recibirá.
  • Interpretativo: el dentista, ante la confusión que obstaculiza la capacidad de discernir del enfermo, aconseja y orienta para elegir la terapéutica más adecuada.
  • Deliberativo: la comunicación es bidireccional y activa. El dentista propone al paciente determinar y elegir los valores relacionados con su salud que considera adecuados para él. Como interlocutor, el odontólogo lleva a cabo un diálogo psicoeducativo y una pedagogía clara, explicando pros y contras sobre el tratamiento más adecuado, y aseverando en todo momento que el paciente ha entendido la información.

En este sentido, es este último estilo el que está alineado con los pilares del coaching, ya que fomenta el ya mencionado rol de protagonista del paciente para con su enfermedad, y genera un estado de plenitud de recursos en el paciente. Además, es el que favorece el establecimiento inicial del vínculo paciente-doctor, fundamental para la anamnesis en odontología.

¿Qué es la anamnesis en odontología?

El término anamnesis (del griego ἀνάμνησις, “recuerdo”) significa reminiscencia, traer al presente los recuerdos del pasado, recuperar la información registrada en épocas pretéritas. La anamnesis se trata de aquella información proporcionada por el propio paciente al dentista durante una entrevista clínica, la cual permite analizar su situación actual y conformar la historia clínica.

La anamnesis odontológica supone el primer contacto del paciente con el dentista y, por ende, va a ser fundamental cuidar todo detalle. El dentista debe dedicar el tiempo suficiente para poder comenzar el diagnóstico desde el primer minuto y edificar una conexión sólida. El dentista comienza la relación con el paciente con una charla dirigida a conocer los motivos que le llevan a visitarnos, su historial clínico, y sus experiencias anteriores en el cuidado de su salud oral.

El doctor establece un vínculo con el paciente para crear sintonía y confianza con el mismo. Cuando omitimos el tiempo dedicado a la parte de la anamnesis, estamos no sólo perdiendo la posibilidad de realizar diagnósticos sencillos que podrían conocerse en una fase temprana, sino que obviamos un “ritual” que resulta transformador y trascendente, y que se establece como núcleo de la relación médico-paciente. Estamos perdiendo la formación de un vínculo de confianza. La Universidad de Antropología de Standford coincide con nuestros médicos humanistas como el Dr. Marañón, el Dr. Lain Entralgo, el Dr.  Bueno, el Dr. Maglio, así como con los griegos clásicos Hipócrates, Sócrates y Platón, cuando hablan del poder del ritual médico. Si acortamos el ritual de la anamnesis interrumpiendo al paciente, mirando los papeles con la información que nos han pasado de recepción, o poniéndonos los guantes, estaremos dejando pasar la oportunidad de sellar la relación doctor-paciente.

El odontólogo, para llevar a cabo una buena anamnesis, ha de ser capaz de realizar las preguntas adecuadas del modo correcto. Es importante que el doctor, higienista o asistente dental, muestre una actitud de profunda escucha e interés, ya que, además de la información que recoge, sirve también para fortalecer la alianza terapéutica establecida inicialmente. Un ejemplo de anamnesis dental incluiría preguntas como las siguientes:

  • ¿Cuál es la razón de su visita?, ¿qué le ocurre?, ¿desde cuándo?, ¿a qué lo atribuye?
  • En caso de que percibamos un grado de ansiedad dental alto, hemos de indagar sobre él: me da la impresión de que está algo agitado. ¿Qué grado de intranquilidad le supone acudir a un dentista?, ¿ha tenido alguna experiencia desagradable previamente con alguna clínica dental?, ¿cómo se sintió?
  • ¿Está conforme con su salud dental? (Escala del 1 al 10).
  • ¿Le gusta su sonrisa? (Escala del 1 al 10).
  • En su salud bucal, ¿qué cree que es susceptible de mejora?

Lograr que se produzca el vínculo durante la anamnesis depende de las habilidades sociales del profesional, concretamente de la empatía (del griego “empatos”), de ponerse en el lugar del otro. Lo primero que debe hacer el odontólogo es escuchar al paciente. Este acto le permite conocer al paciente-persona y no sólo al paciente que padece. El odontólogo que escucha al paciente con atención y afecto genera una relación de confianza y cooperación. Si escucho al paciente desde la posición del paciente, propiciaré que éste me escuche a mí desde el rol de doctor. Si no hay empatía, no hay relación humana. El eje de la empatía son los afectos. Freud, en su primer trabajo Tratamiento en psiquismo, lo expresó muy claramente: “los grandes afectos son los que evitan las grandes enfermedades”. Así mismo, Avicena, conocido como el príncipe de los médicos, también dijo: “a igualdad de saber, el mejor médico es el más amigo”.

Paralelamente a la enfermedad bucal (lo médico), está el padecimiento, que es la experiencia personal y social del paciente (lo simbólico). La eficacia implica atender tanto a lo biológico como a lo simbólico. Tenemos que hacer las dos odontologías: la del cuerpo y la de la persona. Llevar a cabo solamente la medicina de la boca significa hacer una odontología hemipléjica. Cambiar la sonrisa de una persona es lo aparente, lo que se ve. Pero detrás hay mucho más. Hay una historia personal, con sus complejos e inseguridades, y muchas veces con sus dramas. Cuando le decimos al paciente lo que tiene, tenemos que escuchar lo que siente. Por ejemplo, cuando le decimos a un paciente que tiene mala oclusión o los dientes desalineados, el odontólogo debería de esperar que su paciente le diga que siente vergüenza. Una persona que viene a mejorar la estética dental confía en su odontólogo, y esa confianza va más allá de cambiar la sonrisa. Ésta se convierte en el timón que desean mover para que la dirección del barco vire.

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